Rodaron, en miles, cual caudales
desbocados, mis memorias
y mientras mi prudencia contemplaba su
fluencia, cual presa rota,
vine a mis preguntas, que yacían
escondidas mas perentorias,
y el temor a su ruido, que viene a
cambiar una paz por otra.
Está la paz, la de quien parece no
sembrar para sí su duda
y la de quien no ignora lo que cuestiona,
lo que se escapa,
por eso, se alzó entre columnas
centelleantes de recuerdos
mi pasión de preguntarme por lo que me
parece eterno.
Por su aquiescencia a mi amor, de hijo a
madre abnegada
yo la pensaba a diario, entre mil giros
que mis ojos no cerraban
con sus montañas gigantes y el cielo de
par en par, plácida,
esquiciaba en cada giro una idea,
haciéndolas infinitas.
La recordé justamente, y di mis pasos a sus
caminos no pisados
que me tocaron sin que les alcanzara,
distantemente escudriñados
por mi mirada, que les vio pasar cada vez
que ante ellos pasaba,
apenas el proemio de relatos que no pude
dar por escuchados.
Se abrían, a veces, entre uno y otro boj,
virginales, prístinos caminos
que sin acabar venían a cerrarse en el
descanso del pie de un pino,
luego sentía que me llamaban, entonando
el silencio, asiduamente
en las caricias que no se sienten, en el
susurro de un transiente.
Cuánto quise, sin hacerlo posible,
tenderme entre esos mantos verduzcos
y dormirme entre la paz de lo que permanece
libre, de las ciudades, del hombre
y la ansiedad, el tedio de vivirlas,
arrastrado en su devenir tan brusco
que hace de cada vida, pérdida, lo que el
océano sobre una lumbre.
Y sólo entre esos campos, también
desconocido, el concepto de ella,
con sus largas cabelleras coreando al
viento, acusando a su escondite
dejando jirones mientras jugaba como yo,
a ser libre, o tumbándose,
con los ojos entreabiertos, como queriendo
no dormirse al esperarme.
Quedó también de mí, entre pasos que
esperaba dar, pendiente
estar pendido de mi padre, y su mano, mientras me mostraba el mundo
vasto, como el vacío del adiós no
arribado, y mi alegría, ya sin su fuente
se busca entre el origen de mi sangre,
hallando nostalgia en la que cundo.