Si
pudiese, obra de mi mundo interno,
hacer
visible su sonrisa ante todos los ojos,
y
mostrar lo que en mí es aquel recuerdo
por
amor profundo vuelto sempiterno.
Traería
desde el candor de mi infancia ausente
hasta
la severidad de mi adultez presente,
unas
manos pequeñas que daban cabida a todo,
y
la felicidad, y la sonrisa, y el volver a verlas.
Si
tan solo me fuese posible acariciar
lo
evocado entre mis sueños de cada día,
que
me hace sentir que al dormir solo despierto
tendría
el abrigo esperado en lo interno.
Cuando
quise ser feliz, siempre corrí justo ahí
en
aquel rincón cercano a la cima de mi mundo
entre
árboles, escondida, donde tiempo atrás la vi,
tal
vez espera aún que vaya hacia su encuentro.
Si
supiesen sus cabellos lo que es y lo que fue
verlos
por ahí saltando junto a sus carreras,
siendo
libres, como hace tanto no puedo ser,
si
supiese yo la forma de poder romper cadenas.
Correría
a buscarla con certeza de encontrar
un atisbo de su aroma pendiendo del enramado,
y
con mis pulmones llenos la podría respirar,
hasta abrazarla y ya jamás sentir que soy hallado.
hasta abrazarla y ya jamás sentir que soy hallado.