miércoles, 12 de marzo de 2014

...ida...

La vi un día entre numerosas almas,
y la conocí desde aquel instante,
y la quise para mis brazos,
pues la quise desde mucho antes.

Yo la quería como a la vida propia,
como a la luz matutina,
como al sueño nocturno,
como a ella misma la necesitaba.

En la diaria batalla, en el día a día,
con paciencia incomprendida,
con el tiempo de mi vida,
así es como yo la quería.

Mas un día se me fue con lo que sentía,
y sentí de golpe mi alma vacía,
de sentirlo todo hasta ningún latido,
recorrí el camino, me sentí perdido.

Pues no pude encontrarla tras mirar su rostro,
pues no pude verla tras sus mismos ojos,
se había ido con mi vida propia,
y me quedé ahí donde el pesar acopia.

Ella se fue y no la vi jamás,
si fue ilusión quedó en mi la duda,
yo la quería y ella ya no existía,
vino la vida, se la llevó un día.

Ella era en sí lo que yo sentía,
que más que amor era su nombre propio.