Perdidos y antiguos ondean aquellos aromas
silentes, que solo me evocan tus cabellos negros,
suspendidos en la nula agitación, dormidos,
como queriendo ser despertados, los veía.
Tu sonrisa iba a mis ojos, tras la lluvia tan nuestra
y la tierra tomaba ese perfume que amamos
avisando de otras vidas, tras tantas a cuestas
todo era nuevo, cada vez que me lo hablabas.
Esos días, breves y escasos, y su devenir
me vivieron en lo profundo aun para siempre
te quise buscar aun viéndote, buscarte mía,
hallarme tuyo, hacernos nuestros viajeros.
Tu cabello me trajo esos aromas de infancia,
suspendidos hacia tu piel de nieve nonata
se quedaron también mis ojos, que te amaron
y mis recuerdos, sin razón de marcharse.