lunes, 30 de diciembre de 2013

...experticie...



"...no hay nada más ruidoso que una mentira cuando se trata de no dejarnos dormir, y no existe silencio más poderoso que el que acompaña la verdad... para obligar a despertarnos..."

martes, 26 de noviembre de 2013

"...inopinatum.."

Si acaso se pierde el aliento y luego se detiene el corazón, o si es justamente al revés, nunca se lo había preguntado, mas la respuesta llegó junto a ella. Dejó de respirar por un instante al ver su rostro por primera vez, y se quedó sin un átomo de aire al poder contemplarla en todo su esplendor,  aún pudo deleitarse en la dulzura de sus pasos, que fueron arrastrando su corazón poco a poco, hasta perder toda posesión sobre él, si este latió más fuerte o se detuvo, apenas pudo distinguirlo.

Sus ojos vivaces que preguntan por todo, esa voz suave que hace cada historia más interesante, o esa piel dulce de tono blanquecino, que evoca la luna a medianoche...

domingo, 3 de noviembre de 2013

...sin retorno...


Si de todos por amor costumbre no fuera
juzgar y hablar con ánimo de cambio,
de mí por alegría deseo no sería
caminar más lejos y vivir más afuera.

Si de todos por amor costumbre fuera
entender y escuchar con ánimo de cambio,
de mí por alegría deseo sería
caminar a ellos y vivir en alivio.

Pero se estaca con ira la opinión errada
y se cierne por ahí como piedra al páramo,
pues si de ti no gusta al parecer nada
vale un segundo o nada la pasión volcada.

Entonces a veces despierto como el extranjero,
en un mundo nuevo de lenguaje antiguo,
aislando en el limbo que ofrece el tiempo,
dolido en la pena que ofrece al solitario.
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Saldré por ahí a caminar sólo un poco y a lo mejor no vuelvo nunca.

lunes, 21 de octubre de 2013

martes, 8 de octubre de 2013

"...licantropía clínica..."

Desvió la bestia su ruta cotidiana,
al palpar diáfano aroma sobre sí,
y enlazado a la belleza de lo visto,
decidió, desde un suspiro, vivir ahí.

Bestia herida, alma errante,
de aullidos perdidos y pies gastados,
un día entre pasos tal vez destinados,
descubrió una belleza exultante.

Flor pálida, a ratos deshojada,
de pétalos perdidos al páramo,
un día, tal vez, desesperanzada,
contempló una equívoca fiereza.

De cuidarla, se trató entonces su vida,
el deleite de su esencia su nuevo todo,
su hogar, donde sus pétalos volasen,
sin ignorar de alguno su existir.

Que ni la brisa malograra su belleza,
nunca más ella volvió a deshojar,
que ni los dioses le alejen de ella,
nunca más volvió la bestia a vagar.

jueves, 5 de septiembre de 2013

"...wald..."


 Logré verla justo ahí donde terminan los viajes y comienzan los reencuentros, ella esperaba que llegara, yo esperaba verla y encontrarla… todo por primera vez. Ella caminaba firme, segura, y… sin embargo… no pude pensar sino en abrazarla. 
 (...)
 Volví a verla, justo ahí donde terminó mi viaje y comenzó nuestro reencuentro, ella esperaba que llegara, yo esperaba abrazarla… nuevamente. Ella me miraba tranquila, y…. sin embargo… no pude sino rogar que confiara en mí. 
 (...) 
Mientras caminamos entre los árboles, logro ver cómo descansa, al mismo tiempo que puedo correr de un lado a otro sin alejarme un ápice de ella, y entre un paso y otro, mis pensamientos llegan a caminos hasta ahora desconocidos. 
(...) 
Entonces, un día cualquiera, camino a mi casa, pensándola... lejano a las hojas y tallos que rodeaban mi infancia… me pregunté cómo podría amarla con todas mis fuerzas sin siquiera un bosque en el que correr a escondernos. 
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"Cuando se arreglaba suavemente el cabello, mientras se vestía con esa ropa de invierno, me parecía un gato gigante".


miércoles, 21 de agosto de 2013

...no es posible...

Si sólo vieras su forma de caminar,
el cómo ronda por aquí y allá,
mientras mis brazos duelen por abrazarla,
mi calor por abrigarla.

Si vieras su forma de respirar,
de suspender en el aire su aliento vital,
y el fenómeno maravilloso,
de ver que cómo existe.

Si sólo vieras sus ojos al despertar,
a las pequeñas pestañas erizarse,
con el leve de su iris sin aclarar,
fijo a la nada.

Mi infancia no quiere marcharse,
me es imposible sujetarla,
¡Ay de los pobres que no la han visto,
la han olvidado sin saber amarla!

lunes, 1 de abril de 2013

Silentium II: Valete



Cada detalle de aquellos árboles, de aquel camino alfombrado en las hojas de incesante caer, en tintineo constante de las gotas desprendiéndose de su hilo matriarcal, la fuente de mi paz y felicidad, impactaron de lleno con el ajetreo agresivo de mil personas luchando por su futuro, cargando sobre mí imperceptible hastío, manifestándolo en un comportamiento de desdén hacia mis congéneres, en un inentendible caminar distante, como el de aquel que protege al mundo de su falta de descanso, de la pérdida de su manantial.

Luego, el recuerdo de las caminatas de media tarde nutrió mi existencia en torno a una fuente de energía, como un pozo donde las aguas beben la esencia de la luna, y el recuerdo de un pasillo,  las manos de ella, mi propia esperanza, se convirtieron en el todo de aquella época, y, del mismo modo, en un suspiro doloroso de cuyo aire he debido desprenderme, sin el cual no hubiese vuelto a respirar, siempre sobre la extenuante perspectiva de la vida.

"..entonces, cada día era un amplio pasillo donde los pasos resonaban incesablemente, aunque incluso los propios carecían de importancia, tan fríos como el dolor que yacía en su espalda, tan horroroso como el vacío que acechaba detrás de cada pilar, de aquellos en los que su frente había dormido sin sueños..."

Silentium I: Peractorum.




Concibiendo el nacimiento como la formación complementaria de cada elemento, puedo decir que mi espíritu nació bajo las copas de mil árboles, corriendo entre tablas y pastizales como bestia libre, arropado al calor de un hogar donde, sentado junto a mi familia y los libros, surgía cantidad de preguntas cuya respuesta era felicidad.

Absorto en la bondad de la naturaleza, el aroma del aire se me hacía descriptible, la voz del árbol despidiendo sus hojas de otoño se contraponía con el gesto amable de sus ramas, agachadas para ofrecerme el fruto que felizmente les pesaba, sin perjuicio de la sombra frente al cálido verano, rara vez sofocante, virtud de los mil cerros y cauces de agua que por la noche amenizaban mi pensar con el canto de la vida en ellos presente, como un himno al equilibrio que posibilita la gran unicidad.

La calidez del fogón de la cocina, el vapor de la cebada de la cena, el sabor de la sopa de mi segunda once, siempre tan esperada como la llegada de mi padre para compartirla con él, la abnegación de mi mamá por cada detalle que significase mi comodidad y tranquilidad, mi infancia y el dulce dormir de aquel que no sufre cavilaciones.

Ciertamente las soñé, en el preciso momento que me fui alejando de ella, llevado a vivir donde muchas más criaturas de mi especie se amontonaban en una selva de cemento en búsqueda de un mejor pasar, muchas veces anhelando un amazonas, uno inclusive más alejado de los árboles.

“Aquella certeza de que este lugar no es el preciso al momento, recae cíclicamente, un coro silvestre se eleva demasiado distante a mis oídos, un riachuelo se pierde más difuso que entre mis manos. El deseo de dormir bajo una constelación hermanada a un único par de ojos se convierte en certeza, luego, el viaje de las ausencias comienza preguntando por mi padre, justo entonces comienzo a entender que faltan respuestas sin sobrar pregunta alguna. "He perdido algo", me susurro justo antes de dormir”.