martes, 20 de diciembre de 2016

Desiderium et Tristitia


Luego de una pérdida, el letargo,  ese espacio de adormecimiento de la conciencia en el cual parecemos descansar hasta hacernos fuertes para volver a andar, pero un día mis sentidos han vuelto a ser capturados por lo que realmente me importa, al parecer, solamente los primeros impulsos son los que valen, y el resto sólo se convierte en mentiras entramadas.

Volví a despertar entre la soledad y sus extrañas vueltas, que por el otro costado del mismo camino, me hicieron ver por donde había andado siempre, por donde me había perdido, y la razón por la que ya no podría volver a encontrarme entre viejos pasos, fue la recuperación de lo que no puede ser robado, y aceptar la partida de lo que nunca esperó quedarse.

Por eso fue que al despertar, al volver a ser yo mismo, noté que incluso ahora,  tiempo después de pasar por un desastre completo en mi vida, resignarme a muchas cosas, incluyendo la partida y la distancia de personas amadas y elementos vitales para mí, y a pesar de sentirme fuerte y capaz en muchos aspectos de mi vida, seguía sin resolver ciertas disyuntivas.

Aún me asusta que el tiempo que estuve junto a ella jamás habrá de ser el suficiente, cuando la veía deambulando de un lado a otro, con sus pies tan pequeños y poderosos, cada vez con más decisión en sus pasos, cuando veía sus manos tan diminutas y me desesperaba el que me gustasen tanto, sentía el deseo de tomarlas para siempre, cuando su voz me contaba aquello que me parecía lo más interesante e importante que he escuchado en mi vida... y trataba de extraer de ello algún detalle que nos acercara más, me colmaba un miedo que ahora mismo me abre preguntas. 

Es curioso, amo tanto los detalles que gasto a diario mucha energía contemplando las cosas hermosas a mi vista, y sin embargo,  cuando le encontraba y daba con sus ojos, los míos descansaban... y luego lo hacía  yo, de todos aquellos momentos en que caminando por el mundo no la veía por ningún lado.

Cada vez que posó su mirada sobre algo, y luego agachó sus ojos para observarlo, necesité abrazarla tanto, con tanta fuerza, por tanto tiempo...  ¿Cómo puede alguien ocupar lo que no había existido nunca en un corazón, que quizás ahora no existe… algo creado exclusivamente por y para esa persona?

Aunque sea un breve momento, y aún si son pocas o muchas, cada gota, cada asomo de lluvia, cada instante que arrecia, me hace recordarle… y me pregunto cómo sería volver a escondernos mientras, aferrados al mundo de algún libro, nos lo leemos… de una u otra forma, incluso ahora, aquello que me sana el alma me evoca a su persona, y cada vez que le recuerdo termino sonriendo.

martes, 29 de noviembre de 2016

Memorias Viajeras


Rodaron, en miles, cual caudales desbocados, mis memorias
y mientras mi prudencia contemplaba su fluencia, cual presa rota,
vine a mis preguntas, que yacían escondidas mas perentorias,
y el temor a su ruido, que viene a cambiar una paz por otra.

Está la paz, la de quien parece no sembrar para sí su duda
y la de quien no ignora lo que cuestiona, lo que se escapa,
por eso, se alzó entre columnas centelleantes de recuerdos
mi pasión de preguntarme por lo que me parece eterno.

Por su aquiescencia a mi amor, de hijo a madre abnegada
yo la pensaba a diario, entre mil giros que mis ojos no cerraban
con sus montañas gigantes y el cielo de par en par, plácida,
esquiciaba en cada giro una idea, haciéndolas infinitas.

La recordé justamente, y di mis pasos a sus caminos no pisados
que me tocaron sin que les alcanzara, distantemente escudriñados
por mi mirada, que les vio pasar cada vez que ante ellos pasaba,
apenas el proemio de relatos que no pude dar por escuchados.

Se abrían, a veces, entre uno y otro boj, virginales, prístinos caminos
que sin acabar venían a cerrarse en el descanso del pie de un pino,
luego sentía que me llamaban, entonando el silencio, asiduamente
en las caricias que no se sienten, en el susurro de un transiente.

Cuánto quise, sin hacerlo posible, tenderme entre esos mantos verduzcos
y dormirme entre la paz de lo que permanece libre, de las ciudades, del hombre
y la ansiedad, el tedio de vivirlas, arrastrado en su devenir tan brusco
que hace de cada vida, pérdida, lo que el océano sobre una lumbre.

Y sólo entre esos campos, también desconocido, el concepto de ella,
con sus largas cabelleras coreando al viento, acusando a su escondite
dejando jirones mientras jugaba como yo, a ser libre, o tumbándose,
con los ojos entreabiertos, como queriendo no dormirse al esperarme.

Quedó también de mí, entre pasos que esperaba dar, pendiente
estar pendido de mi padre,  y su mano, mientras me mostraba el mundo
vasto, como el vacío del adiós no arribado, y mi alegría, ya sin su fuente
se busca entre el origen de mi sangre, hallando nostalgia en la que cundo.

Lejanía


Solo en lo insondable e inenarrable de la naturaleza he encontrado un atisbo de aquella trascendencia con la que tanto sueño, en cada tallo vibrante por existir, en la brisa susurrante o en la vida de las hojas que agita, lejos de todo lo fatuo, es el entendimiento de un rol meramente participativo dentro de este planeta lo que me hace llegar a la paz.

Con los hombros cargando solamente lo debido, lejos de cualquier construcción arbitraria, la soledad con la que nacemos se disipa, acompañado de cada manifestación de vida, aún más allá de las que alcanzamos a conocer, nuestra alma encuentra un hogar sin saber de paredes.

Llamando a esa eternidad es que anoche he vuelto a soñar con los campos eternos, cuyo final se pierde más allá de la vista humana, entre ondeos infinitos de montañas y cerros, cubiertos de un manto verde, ensombrecido entre hojas colgantes que se tornan cobrizas cuando el atardecer las abraza, junto a mis emociones más sinceras, donde la plenitud de mis sentidos los hizo irreemplazables, indelebles,  y las caricias del viento y sus aromas me enamoraron como nada volvería a hacerlo, y fui llevado a las mayores respuestas, aquellas que se me perdieron cuando fui arrancado de aquel sueño y me atrapó el desarraigo.

lunes, 31 de octubre de 2016

Mane

Perdidos y antiguos ondean aquellos aromas
silentes, que solo me evocan tus cabellos negros,
suspendidos en la nula agitación, dormidos,
como queriendo ser despertados, los veía.

Tu sonrisa iba a mis ojos, tras la lluvia tan nuestra
y la tierra tomaba ese perfume que amamos
avisando de otras vidas, tras tantas a cuestas
todo era nuevo, cada vez que me lo hablabas.

Esos días, breves y escasos, y su devenir
me vivieron en lo profundo aun para siempre
te quise buscar aun viéndote, buscarte mía,
hallarme tuyo, hacernos nuestros viajeros.

Tu cabello me trajo esos aromas de infancia,
suspendidos hacia tu piel de nieve nonata
se quedaron también mis ojos, que te amaron
y mis recuerdos, sin razón de marcharse.

martes, 4 de octubre de 2016

Carbón



¿Elegida?... ¿Quién?... ¡Quién!... yo no veo a nadie
sólo veo a la Luna, solitaria, y luz propia ya no tiene
aquello que todos sabían, volví a entenderlo tarde
no podía jamás verlo, sabiéndolo desde siempre.
 
Incluso las sombras se han ido, ya sin engaños
hasta la Luna se limpia, al confesar que no brilla
así que cerremos el juego de todos estos años
hagamos cada cual lo suyo, de forma sencilla.
 
Lo mío era quedarme ciego, y ahora no veo a nadie
lo tuyo, no sé, mirar, tal vez, un poco, posiblemente
conciencia es lo que no queda, ni astros sonriendo
la oscuridad hirió a la Luna, y por ella ya no amanece.

martes, 6 de septiembre de 2016

Todo sobre su muerte


Nada es determinable en esta vida, nada que sea realmente importante se explica en un modelo que de exactitud a las respuestas, la vida en sí es como una nebulosa donde, si logramos llegar más arriba, podremos respirar lo mejor de ella, o justo lo contrario, y en la cual me perdí persiguiendo destellos sin entender que sus giros eran hacia el pasado, como nunca pude ver su dirección, encandilado en su brillo, se me perdieron incluso las voluntades, al punto de que nunca pude determinar en qué momento dejé de disfrutar su presencia para comenzar a quererla, y en qué momento dejé de tenerla para comenzar a extrañarla, sin embargo, desde alguno de esos incomprensibles días dejé de encontrarla,  y tuve la sensación de que ya no se hallaba en este mundo... diría que falleció en un pasado que desconozco cada vez más, aunque nunca llegué a verlo, porque nunca volví a verla como la conocí... y quise creer que sólo se había dormido en el abrigo de los pliegues del tiempo, entre promesas incumplidas, a veces miro de reojo por si ha despertado, como esperando reencontrarme con los ojos que perdí de vista, y con la calma de que fuese ella y no otra persona, aquella paz cuya pérdida no logró tornarme a algún tipo de tristeza por haberla vivido mucho antes de saberla.

Las risas tranquilas, o los misterios que se desentramaban entre un par de suspiros, ahora parecen un nudo de aceros impenetrable desde los cuales no puede salir nada sin riesgo a perder su forma, ¿Tengo algo de ella?, recuerdos de lo vivido, ¿Fue acaso algo de ello real o solo del deseo de que existiera ubicada en lo que veía?, con mi inteligencia en entredicho, tanto o más que mi cordura, todas las preguntas en las que me pierdo me llevan a una soledad amplia en la cual veo muy a lo lejos el destello de mis recuerdos intentando iluminarme, como lo haría una cerilla estando bajo tierra.

Y así, simplemente perdí la cuenta de los días desde la última vez que la vi, antes de despedirla como arrojando pétalos al mar, casi asumiendo una muerte en su desaparición, dejaré incluso de soñarla.

Antes de que se torne oscuro

Y me quedo absorto, absorvido al deseo
de tenerla en mí, donde tengo sus huellas
y me siento perdido, en mis ojos no veo
un reflejo de algo que no me hable de ella.

Y desde ella me muero rasgado en mis entrañas
si más no la pudiera ver, no querría ver más nada,
sin ella la vida se me arrastra a orillas extrañas
donde mi alma desconoce y se siente desterrada.

¿A qué vienen esos recuerdos fríos, memoria mía?
fríos cuando me tocan en el ardor de su momento
mientras mi dolor parece tener solo una vía
en la cual transito andando a paso tan lento.

Pequeña, dime, ¿Qué es el por siempre desde ahora?
si la vida y el por siempre del que hablamos aquel día
parecen tan volubles como el paso de las horas
tanto más ahora que el sueño eterno yo querría.

Despídeme, arrójame al sol o aquel por siempre usa
con connotación eterna de un adiós perentorio,
que el tiempo toma mis pensamientos y los abusa
y de defensas o cubiertas ya no tengo repertorio.

Y me dirán, lo sé, que la vida seguirá su rumbo,
pero cuando todo lo que conoces como vida ya no es una,
cuando intentando escalar las paredes más bien las derrumbo,
me dejo caer hacia un fondo donde me resigna mi fortuna. 

Quien dejó de ser


 En la inmensidad de mi soledad
te había seguido buscando, pero,
¿Eres tú realmente a quién he visto?
desde hace ya demasiados días
o momentos fríos y silenciosos,
creo haberte observado finalmente,
en una piel conocida e inexplorada,
con un concepto de ella ahora nuevo,
viéndolas a ambas como lo mismo,
la primera Eva de este mundo,
la primera mujer de mi universo,
y a ti, como siempre y como nunca,
tal vez fuiste tú, por un momento,
pero, probablemente, ya no lo serás,
porque mi Eva me espera como yo a ella,
y cuando la encuentre, no rehuirá confusa,
como sí lo harás tú, por siempre.

martes, 16 de agosto de 2016

A

                Khobi levantó la cabeza lentamente, como quien despierta de una larga noche de sueño al ser tocado por la luz del sol, con los sentidos deshabituados a lo que estaba al frente de él, o más bien, con su cuerpo sabiéndose frente a algo completamente nuevo.
                A medida que sus ojos se levantaron, una silueta tosca y frondosa fue tomando la forma de un árbol gigante, que le excedía en toda proporción, con raíces fuertes y profundas que parecían flotar a la vez que adentrarse en suelo que pisaba, y ramas gigantescas de todos los colores creíbles, aladas en hojas verdes y profundas como el océano turco,  una mirada acelerada hubiese hecho creer al observador que aquel árbol parpadeaba emanando una luz blanca desde sí misma, sin embargo, Khobi logró observar que desde cada rama crecía una especie de guirnalda blanca que se trenzaba sobre cada parte del árbol, llegaba a sus extremos y se difuminaba como consumida por un fuego invisible, para luego volver a nacer, este cuerpo que nacía y renacía emanaba una luz más pura que cualquier cosa que Khobi hubiese conocido, y despedía una melodía y un aroma que eran uno en sí.

Ante semejante espectáculo, se vio sobrecogido al grado de tomar entre su mano la mano de Zmara y suspirar lánguidamente:

-¿Ha estado esto siempre aquí?
- Tal vez sí, tal vez no, lo desconozco y lo que dijese sería una mentira, solo sé que nunca le había visto…

                Antes de Zmara haber terminado siquiera su respuesta, vio a Kobi acercarse al árbol para abrazarlo fuertemente, y, sin haber soltado su mano, invitarle a hacerlo igualmente.

-Este será nuestro árbol, ¿Vale?
-Khobi, no puedes tomar aquello que te gusta simplemente porque te gusta.
-Pero, ¿Acaso no lo habías visto nunca?, entonces, de seguro nadie más lo ha visto tampoco.
-Vale, pero no es como si eso te diese derecho sobre él.
-Como yo lo veo, como yo le siento, estoy seguro que es primera vez que alguien le percibe así, y al menos este momento, este momento de él mismo será únicamente nuestro, y le cuidaremos desde ahora, y le visitaremos.
-Hey, me tengo que marchar…

                Khobi se quedó mudo, porque si acaso hubiese terminado de cerrar su idea habría logrado despedirse de su tan querida compañera, pero eso fue todo menos posible, cuando giró su cabeza mientras pestañeaba para pedir un por qué sólo se encontró con el aire, justo ahí donde había habido compañía, y además de eso, una extraña aflicción rodeó sus pensamientos como cargándole el pecho, de modo que dando pasos titubeantes se alejó del lugar hasta perder de vista el árbol y luz alguna que este pudiese entregarle.
                Tan centrado estuvo en sus pasos y en alejarse, que cuando levantó la cabeza se vio frente a un campo gigantesco de verde degradado, cuando más alejaba la vista de donde venía, menos verde y más decolorado se volvía el paisaje, y la alfombra de amistoso pasto pasaba a parecer cruda e inerte arena.
                Khobi se sentó un tiempo en ese confuso panorama mientras miraba el cielo, y tanto le observó que pasó desde conocer la luz de su día a conocer los destellos perdidos del cielo por las noches, y durmió lánguidamente esperando sentir el deseo de ir a algún lado, mas se despertó con el mismo deseo que lo había llevado a los sueños, y se quedó ahí respirando el pasto como queriendo sacar de él alguna respuesta, pero el silencio de éste solo aportó a aumentar el eco de su ayer vivido. 

domingo, 17 de julio de 2016

Resolución


Hace un tiempo inicié un viaje sintiendo la necesidad de moverme por sobre lo conocido, comencé esa búsqueda creyendo que no anhelaba gran cosa, sin embargo, un poco de felicidad, un abrazo cálido, unas manos suaves, su sonrisa, es lo que he venido necesitando año tras año, a veces, viajar significa distancia, y distancia significa entender cuánto ansías el cariño de ciertas personas.

Fue ahí, entre mil luchas, días de hambre, días de sueño, y semanas de soledad, que me encontré con una oportunidad de echar a andar un plan que desde hace un tiempo forjé, y fue justo mientras cambiaba la estación, mientras empezaba a entender todo aquello de lo que estaba careciendo, y deseé que tal vez una de estas noches de invierno me diera aquello que nunca he tenido (y lo que siento perder a diario), que entendí que esos millones de creencias, en mi vida, en ciertas personas, incluso en el mundo, habían pasado a ser solo un puñado de certezas.

Eventualmente, aunque toda opción sea importante para ti, tendrás que elegir aquella que consideres imprescindible, puesto que si no lo haces a tiempo, terminarás perdiéndolo todo, sin embargo, si tomas el camino equivocado, tu vida podrá llegar a parecerte completamente absurda, habitualmente, en un punto de no retorno, y a la vez, si te ves obligado a tomar un camino por el empuje de toda la maquinaria entre la que te ha tocado vivir, tienes el riesgo de perder lo que has hecho importante, pues uno no siempre sale en busca de su propia vida justo hacia donde desea hacerlo.

Cada fuente de felicidad fue para mí una pluma que formaba mis alas, las que mimé mucho aún sin darles uso, y que me empujaron a una caída en el primer salto que intenté dar... por lo que siento que es hora de abandonarlas, pues hasta ahora no he podido hacer más que agitarlas... realmente, ¿De qué me sirven si no puedo volar con ellas?

...la soledad es un pasillo sin almas, el dolor, un laberinto que se reestructura, y si un laberinto juega a llevarte donde nadie existe, o un pasillo vacío te arrastra a paredes que se mueven a encerrarte… es al fin lo mismo, arcos del mismo círculo.

jueves, 30 de junio de 2016

Ella, quien se aleja


De pasos que van saltando, pequeña, te vuelves distante
y no lo quiero, pues mis caminos son otros, y te esperan
como también lo hago cuando mis ojos añoran tu talante
como lo hace mi mundo si tu andar deja solo su estela.

Con pies que se agitan andado, muchacha, te alejas
y todo camino antes amplio se me torna exiguo
como lo hacen mis sonrisas si de hallarte yo dejo
como el descanso de noches en que en sueños te persigo.

De manos diminutas, mujer, llevas un mar
mas cuélgalas junto a mi cuello que te busca
que hay un camino largo para mirarlo a la par
y no deseo que su sol esté sin ti y se reduzca.

Con tu cabello salvaje, cual hembra, agitas el viento
que falta si tu melena me niega un poco su aroma
mientras te busco, mientras apenas siento
tus cabellos como velo si el cansancio me toma.

De ojos gigantes, niña, ven y mírame un solo instante
que anhelo que me confiesen que no debo dejarlos
y aunque no puedes callarlos, me lo han gritado antes,
mis caminos me esperan y ya no puedo negarlos.

martes, 28 de junio de 2016

10-11-2009 (II)


No sé cuál será la lógica completa del mundo y las vidas, pero he notado que cuando uno no aprende, todo se vuelve cíclico, menos los años, que no vuelven.

Yo… tengo muchos recuerdos, y no sé si tengo más que eso, discúlpame, por a veces sentir que la distancia es tal que no tenemos algo siquiera para conversar, por confiar en ti más de lo que tu soportabas, he hecho todo lo que he podido, y siempre estarás en el mismo lugar para mi corazón, a pesar de que es obvio que tu ya no lo ves así respecto a mí. Sueño en que podrás darte cuenta de que me equivocaba porque estaba cansado, y que aún así, era un abuso culparme de todo, algo tan cruel como negar que las cosas cambiaban para mal. Sinceramente, deberías hacer lo que yo no puedo.

Profunda pérdida


La soledad se cierne en cada uno de los rincones que he aprendido a recorrer, a la vuelta de cada uno me gustaría encontrarte, en el silencio de cada calle, en el barullo de cada vehículo, me gustaría escucharte, en esta ciudad ruidosa que golpea mi voluntad, a la que vine a dar sin saber que estaría tan lejos, pero con la certeza de que tenía que hacerlo.

En este preciso momento, me importa realmente poco lo que pase en mi entorno, no lo busco, no lo pregunto, me da igual que se responda, me atrevería a decir que incluso ahora que formas parte de ese todo externo, me das igual, que me gustaría dar contigo para que estuvieses junto a mi mundo interior, lo que pueda pasar afuera me tiene sin cuidado.

Es por ello que sé que mi soledad no tendrá respuesta pronta, ¿Cómo podría acallarla sólo desde mi ser interno?, si realmente supiese hacia dónde dirigir mi vida, o bien hacia donde desearía mi corazón que apuntase, usaría mi cabeza para trabajar en ello, siempre he creído que la inteligencia existe para buscar caminos a la voluntad de los sentimientos, tal vez por eso la he sentido tan subutilizada, sus capacidades de ver lo correcto, en mi caso, son disimiles.

Realmente no sé si quiero volver a verte en algún lado, o si debiese volver a algún lado para verte, por primera vez en muchos años quiero sentir esa sensación de sostener mi aire bajo agua helada, esa soledad que me desgarró el pecho tantos años, que me dejó marcas evidentes… a veces me llama… cuando alguien más deja de hacerlo.

A veces… soñaba con ella sonriendo a mi lado,
soñaba con ella llorando a mi lado, 
soñaba con ella caminando, 
soñaba con ella perdida, 
la buscaba, la encontraba,
a veces, incluso soñaba con ella,
a su vez, pero no tantas veces, 
me la encontraba, la veía,
quería cuidarla, pero no podía, 
sin el poder ni la cercanía,
sin embargo, lo obtuve, 
lo encontré, lo usé,
pero en medio de esos días,
necesité que ella me cuidara,
y mi soledad recuperó su permanencia.

Piezas


Cuando sentada con tus pies al aire, preguntaste
¿Qué debo hacer?, hacia el suelo tus ojos
especialmente te quise, sin que viniese de la nada
sino por querer cuidarte, y ya no ver esa mirada.

Cuando ahogada diste pasos veloces, sonriendo,
tímidamente tu voluntad se mostró fuerte,
me gustaste especialmente, sin que lo supiese
en tu pasión, en tus miradas, por tu silencio.

Un día te vi sonriendo a pesar de tu tristeza
con la fuerza de siempre, confiando en mi presencia
ese día te amé por vez primera,  tímidamente
y mi camino debió hacerse desde la paciencia.

Estar ahí por si caes, que ni te hagas daño, ni que llores,
como lo más importante que la vida me ha dado,
te marcharás eventualmente, para que me pregunte
por qué te cuidé tanto tiempo sin entenderme.

lunes, 20 de junio de 2016

Odio

Por una vez, vete, estoy aprendiendo a olvidarte,
estoy escuchando melodías que no te pertenecen,
viviendo una vida de la que nunca cuidaste,
así que toma mi adiós entre tus mano hirientes.

 Difícilmente vuelva a creer en ti.

Solitancia


Le dije adiós justo antes de irme de aquellos mundos, luego de eso me pregunté si acaso un escenario no forma también parte del destino que une a dos almas, en efecto, quien no ha amado un bosque, un jardín, o el trinar el avecilla ubicua, ha retrasado gran parte de su vida, quien no ha sentido la caricia de la brisa cuando estamos felices, no lo ha estado plenamente. Nosotros, que enviamos plegarias entre reinos, fuimos unidos eternamente por la tormenta que las llevó, benditos por la lluvia que nos unió, pero fue justamente el deseo de tener un lugar al que ir a vivir esa vida permanente lo que nos arrastró hacia costas tan distintas.

Despertares


Entre esos años, desperté mil y una veces con un recuerdo, uno más verídico que mi propia existencia, como una caricia tímida, con la soledad carcomiendo mi alma, hasta el punto de no dejar nada, de morir esta de inanición, y luego, comenzar a vivir de nuevo, en el preciso momento que dejé en el camino todas esas mentiras en las que no volveré a creer.

Durante mucho tiempo, cada amanecer no fue más que el recuerdo de una melodía, o el paso cauto de una hoja vívida, en cierta forma, recordaba el aroma de lo amado, y, súbitamente, la paz de mi felicidad cobraba una forma, una representación en este mundo, en el cual he permanecido por demasiado tiempo, tanto que ahora incluso aquello es un recuerdo lejano.

Brisa


Cuando pequeño contemplaba el vaivén de los árboles y sus hojas vívidas que rodeaban mi casa, con ese canto de suavidad con el que cortan el aire, que para mí parecía la invocación de toda brisa, aseveraba, entonces, que los árboles eran en efecto abanicos de completa voluntad que traían el viento a nuestro mundo.

Luego, con total credulidad, asumiría el modelo termodinámico que pasaba mi causa a efecto y viceversa, destruyendo mi teoría, ante el descubrimiento y formulación de numerosos hombres a través de la ciencia.

Hoy día, de golpe, me he vuelto a preguntar cuán equivocado estaba de pequeño, si acaso mi teoría es errónea, de dónde proviene entonces esa plenitud que siento cuando el agitar de un árbol cercano coincide con una brisa que me acaricia, como cuando se reencuentra con un viejo amigo, perdido en el tiempo, o se relee un mensaje confortable que asegura compañía eterna.

martes, 14 de junio de 2016

Amanecida


El temor a la soledad se cierne sobre nosotros de la misma forma que el viento nos golpea, tras una leve agitación de lo que siempre nos rodea, justo antes de saber que no podemos abrigarnos contra el frío de lo imprevisto, en la sorpresa del amor que habiendo estado dormido se yergue para entender quién nos hace falta.

Supongo que la vida se basa en un ritmo para cada cosa, en un compás superior e incluso sempiterno, y que nuestras necesidades se ajustan a él luego de mucho haber vivido... que es normal que nada llegue justo a tiempo, si no en una respuesta tardía que lo dice todo casi como un discurso de despedida.

Una época de recuerdos indelebles,
aquella en que todo queda grabado,
una época de sentimientos verdaderos
busqué y encontré, inesperadamente.

Como si el tiempo pasara de a trozos, te miré
como tantas veces, mas te vi como nunca
y fue sólo un puñado del viejo amor profundo,
que fue más que un vendaval de cariños pasajeros.

Me faltaste tanto, en otros días oculta
que ahora me faltas de verte distante
sin saber qué hacer, pues no puedo
contra tus labios escondiendo su silencio.

Aún me quedo esperándote junto a mis brazos
con la certeza de mil vidas en que hube de buscarte
de habernos topado tanto yendo hacia otras partes
hoy nuestros caminos parecen finalmente llamarse.

jueves, 12 de mayo de 2016

Anhelo


Yo viví en y desde un lugar donde llenaba mis pulmones de un aire frío que lo limpiaba todo, donde podía también respirar mi alma, de los silencios, de las caricias de un mundo generoso, tanto que ahora mismo caminaría a la orilla del viejo lago, me sentaría a escuchar lo que tiene que decir, arrullándome, dormiría, tal vez descansaría, y mi nombre retomaría su sentido.

Supongo que cuando los sueños y aquello que vislumbras al cerrar los ojos convergen a lo mismo se trata de amor, que cuando ello llama a los prados, los árboles, el cielo infinito, el silencio y los atardeceres perpetuados, ya has visto el mundo en su forma más amada, si el alma viaja hacia lo mismo una y otra vez, ¿No es una demanda acaso de que el cuerpo le acompañe?, si las conclusiones por sí mismas marcan el devenir de la vida, mi corazón ha tomado ya determinaciones irrenunciables.

Entonces, esperaré incansable por aquel día en que innumerables hojas danzantes al himno del viento, con ríos que aún corren profundos, negados al paso del tiempo, se unirán con mis lágrimas y la lluvia para nuestro reencuentro, no querré más de todo ello a lo que me he visto expuesto, y dejaré de ser feroz al volver a ser salvaje, estaré libre al encontrar mi eterno descanso, en esos ciclos culmines en primavera, cuando el cerezo asoma sus primeros frutos del año, con la belleza que trae la expectativa de lo seguro, cuando el cielo es azul profundo sin sofocar, y cada hoja ondea suavemente y en el silencio sisea su melodía eterna, y así se acerca el atardecer, el cielo se enrojece y da paso a las estrellas que por fin puedo ver claramente.

Infinito


La última vez que pude contemplar la noche en calma, el cielo se me abrió de par en par, como un nuevo y vasto mar, vi en él sus estrellas, sus mil tonos, sus mil luces, y vi en él también mi reflejo, ubicado en ese infinito, las viejas pérdidas fueron intrascendentes, pues me rodearon miles de siluetas danzantes como todo aquel que sonríe, pero más allá de ello comprendí muy poco, del mismo modo que las estrellas se ignoran unas a otras, pues forman parte de algo tanto más profundo.

La mayor admiración y el vacío más grande lo he experimentado al darme cuenta de que no soy capaz siquiera de dimensionar el alcance de mi ignorancia, la infinidad de la naturaleza es abrumadora, y solo sé que por el simple hecho de que al cerrar los ojos no pueda alcanzar la oscuridad absoluta, debo preguntarme si al abrirlos realmente estoy viéndolo todo. 

Trance


Desde pequeño, me soñaba frente a la libertad, en ver surgir las más grandes criaturas en el horizonte, mirando el mundo desde los cerros, en el patio de mi casa o en la orilla de un lago y entonces, desde siempre, cuando la belleza captura mis sentidos, espero que algo gigante sobrepase todas mis expectativas de conciencia, mientras albergo esa realización como factible.

Desde siempre, me pierdo de este mundo a veces tan burdo que han hecho los humanos en búsqueda de lo que increíble que yace detrás de cada maravilla de la naturaleza, es entonces cuando algunos esperan que atienda a sus razones y no entienden la voluntad de mi arrobamiento, y que no, no tengo que volver a ninguna parte, antes bien, es por acá por donde ando de paso, yo pertenezco a las ideas que inundan mi mente, antes que al estatismo que seca a quienes se burlan de ellas, no volveré a permitir que cualquier persona me aleje de aquel trance que necesito como al agua misma.

Pensando en ti



Estoy pensando en ti, dondequiera que andes
por los soles gigantes y los cielos sempiternos,
por los campos floridos y las lluvias arreciantes
por la vida llenándonos de su amor materno.

Por aquellos días de pasión profunda a la vida
en ese mundo vasto en el que existimos juntos,
por la imagen de tu alegría, desde mí nunca ida
y mis ojos con sus iris más que nunca profundos.

Porque cuando te atreves a darle la cara al sol
las otras estrellas parecen nunca haber estado,
aunque nada desaparece, ni ha cambiado su rol,
pero aquello más poderoso no puede ser negado.

Por todo lo que hizo hermoso los días aquellos
en los que amamos las mismas cosas y a la vez,
por nuestras almas, rebosantes de todo lo bello
estoy pensando en ti,  dondequiera que estés.

Descamino


¿En qué momento perdí tanto como para poder recordarlo todo, para tener que recordarlo todo?, es una pregunta que espero nunca volver a hacerme, y es que muchas veces te debates entre los días impostergables y los solo inevitables, y si bien los primeros parecen los más crueles, hay que preferirlos frente a los segundos, ya que estos últimos traen tras de sí un "tal vez", y donde nace el engaño comienza la corrupción del alma, que te lleva a caminos equívocos.

Cuando tienes felicidad colmada en tus manos pero te has alejado tanto que estás en un escenario que no te permite plasmarla, es muy parecido a perder los mejores días de tu vida, es la sensación de re aprender colores rehuidos y evocar las formas que alguna vez impregnaron, mas no tener visión de donde pintarlos, habiendo olvidado también cómo es un lienzo.

Sin, embargo, sea cual sea el camino, siempre tendremos la imagen de la felicidad alcanzada, de nuestro yo saltando en alegría, y si lo buscamos, si lo seguimos, llegaremos justo ahí donde podemos ser realmente felices.

lunes, 2 de mayo de 2016

Ella, que es mi amiga


Haciéndoseme conocida tanto tiempo después de verla por primera vez, aún conservo un sinnúmero de detalles de cuando por fin conversamos frente a frente, desde la barra de chocolate que compartió conmigo pasando por su miedo al vuelo de las palomas hasta las carajadas por alguien que casi choca contra un teléfono público por un ataque de hipo que nos hizo saltar, y en general, desde entonces he podido acompañar mis recuerdos de numerosas situaciones que se perpetúan al ser compartidas junto a quien desde siempre ha pertenecido a tu clan.

Siempre respetuosa a la otredad, ha sabido encontrar tras mi personalidad distante, esquiva e incluso fría, a la persona cálida y preocupada que más me gusta ser, y dado que la he conocido desde el mismo modo que lo he hecho con el mundo, a través del tiempo y la paciencia, desde mi costado he podido contrastarla con el todo, verla carente de maldad, comprensiva con los espacios de cada quien, siempre receptiva a lo que le importa, sorprendentemente asertiva gracias a ello, pero a la vez suficientemente atenta al todo, como si supiera que incluso lo que no le interesa podría llegar a serle útil e importante.

Suficientemente fuerte para vivir la vida que ha sido tan suya, ha sido capaz de verme de la misma forma ya fuese corriendo como si no hubiese un mañana, con los nudillos inflamados luego de golpear a un poste o con medio cuerpo inutilizable por calcular mal un salto, lejos del juicio y la incomprensión, y por lo mismo más cerca de mí, siempre he encontrado la misma alma en su voz, su mirada y su caminar.

Hay personas que uno desea no se alejen jamás, habitualmente, a través del eco de risas capaces de sobreponerse a las situaciones más críticas y dolorosas, sosteniendo a través de ellas una inquebrantable fe en el otro, se tejen amistades que soportan el peso de los años, en una red que ahoga a quién intenta romperla, y que me ha llevado a la ira más lúcida frente a quién lo ha intentado.

Si tuviese que ubicarla en algún punto,  sería escalando por la vida y no a las faldas de su montaña, por eso, me molesta un poco verla buscando situaciones allí abajo, quiero que siempre esté escalando, que siempre esté disfrutando de la vista de la que le provee su propio esfuerzo, que sea feliz,  que sepa que ahí en la cima está la estabilidad que convierte la alegría y los momentos contentos en felicidad, pero para llegar así de alto, hace basta un salto definitivo, por eso,  me molesta más que un poco verla confundida respecto a su peso específico, a su verdadero valor, arrastrando cargas de terceros sin recibir un apoyo frente a las suyas, pero aun así, como siempre es ella misma, como siempre puedo llamarla por su nombre, es que, en un mundo que quiso enseñarme la desconfianza, ella es definitivamente mi amiga.

Como en la ceniza una flor, quieta
se queda, como se me queda la duda,
de cuántas batallas ha dado, pero perdura
su sonrisa amistosa, su carcajada pudiente.

¿Sabrá ella?, me pregunto en lo sincero
de su corazón limpio, de que ser libre merece
de su felicidad mil anhelos junto, empero
cuando un día la opaca, una esperanza perece.

viernes, 29 de abril de 2016

Vespere

Si pudiese, obra de mi mundo interno,
hacer visible su sonrisa ante todos los ojos,
y mostrar lo que en mí es aquel recuerdo
por amor profundo vuelto sempiterno.

Traería desde el candor de mi infancia ausente
hasta  la severidad de mi adultez presente,
unas manos pequeñas que daban cabida a todo,
y la felicidad, y la sonrisa, y el volver a verlas.

Si tan solo me fuese posible acariciar
lo evocado entre mis sueños de cada día,
que me hace sentir que al dormir solo despierto
tendría el abrigo esperado en lo interno.

Cuando quise ser feliz, siempre corrí justo ahí
en aquel rincón cercano a la cima de mi mundo
entre árboles, escondida, donde tiempo atrás la vi,
tal vez espera aún que vaya hacia su encuentro.

Si supiesen sus cabellos lo que es y lo que fue
verlos por ahí saltando junto a sus carreras,
siendo libres, como hace tanto no puedo ser,
si supiese yo la forma de poder romper cadenas.

Correría a buscarla con certeza de encontrar
un atisbo de su aroma pendiendo del enramado,
y con mis pulmones llenos la podría respirar,
hasta abrazarla y ya jamás sentir que soy hallado.

Factum

Finalmente la vi, sonriéndome distante entre las masas de gente, y por primera vez en un largo tiempo, me acerqué a aceptar el diseño de este mundo, y a su vez, a entender un poco del sentido de mi propia vida, algo tan abstracto como el alma me pareció concreto y palpable, y mis expectativas fueron vencidas largamente. 

Sentí, casi sin poder negarme, que ella fue la primera mujer en el mundo, antes de ella, después de ella, solo han existido pistas de mil conceptos que mi mente entendía desde la lejanía, desde el saber de su existencia más no de su fundamento.



Collatio

En algún rincón del mundo, la noche sigue cayendo tal y como la he amado y entendido por toda una vida, y en sus versiones de verano, sus puntos más oscuros siguen bailando junto al centenar de luciérnagas que saludan alegremente la llegada de la calidez, y la felicidad que nos traía a todos desde su tranquilidad, allá el río, acá lo viejos manzanos, y bajo mis pies la misma tierra que a cada uno le da su todo.

Mientras, en este rincón del mundo, las noches caen como por la inercia de existir, incomprensible, indistinta de la fecha, se copa de luces confusas que invaden la pureza de la oscuridad que llama a la luna, en un todo inerte, no me queda más que cerrar los ojos esperanzado, suponiendo que mi presente será un excepción de lo que mi pasado otorgará a mi futuro.

Como mi disposición natural fue tal, desde niño quise ser feliz, luego me enraicé en rincones eternos mi propio ser, y la búsqueda de su alimento fue tan exitosa que colmó de alegrías mi joven corazón, mas ahora, mis raíces se rehúsan a entregarse en tierras extrañas, le  parecen enemigas a su naturaleza (a toda naturaleza), y a ratos pierdo las fuerzas como quien no se nutre.

Num



Si abro mis ojos mientras veo que te arropas,
te siento lejana al mundo, como protegiéndote,
sin salpicarte de su maldad, te llenas de ti misma,
y te ves bien incluso cuando el viento arrecia.

Si levantamos la mirada frente a un frío cruento,
tu sonríes, y me abrigas con ello, lentamente,
me siento lejano a lo real y su paso lento
de maldades, de soledad y de lamento.

Si veo mi realidad enlazado en tus brazos
las alegrías dejan su sabia con dulce paciencia
regocijándonos el uno sabiendo del otro
en la calma dada por la mutua conciencia.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Voces de una estrella distante


"...quiero abrazarla, pero es que ella no está aquí, ella simplemente no vive en el mundo que conozco, está muy muy lejos, incluso de todo lo que apenas veo, y esta vida se siente tan solitaria como gotas de lluvia que caen sobre hojas danzantes, en la brisa de un bosque perfectamente silencioso..."

Quod

Cuando caminas y haces del mundo tu vía,
con tu sonrisa infantil, con tu fuerza adulta,
tanto que vas decidida y llena de alegría
mujer hermosa te vuelves como ninguna.

Cuando actúas por ti misma en tantas veces, 
que defiendes lo que crees como cierto
o en la humildad de tus errores vas y creces
haciendo de tu vida en sí un acierto.

Por la valentía que tienes de escucharte
cuando se agita tu pecho y luego sientes,
se vuelve tu mirada, tus manos, una caricia
para este hombre anhelante de un ser honesto.

Latet

 

Tras unos ojos, un alma, todo un mundo reina,
como reina en mí de tomar tus besos el deseo,
que ofrezco en mi mirar por ello mi mundo,
mientras me quitas los ojos por escarceo.

Tan basto como el azul del cielo que antecede el otoño, es el mundo que se aloja en tus miradas, inexorablemente amplio, aparentemente inalcanzable y siempre siéndome desconocido más allá de su belleza, y mientras contemplaba lo  primero pensando en lo segundo, sentí tu manos sobre mis hombros.

Cuando me abrazas o te acercas a ello, siento la ansiedad del que se adentra en lo desconocido, y la calidez del que traspasa la alegría y toca la felicidad, por eso soy capaz de descansar mi cabeza sobre tu cuello y esperar que pase el tiempo, esperar  a que contemplemos lo mismo en el silencio, y sonriamos levemente ante una nueva presentación de la belleza.

Cuántas veces me he sentido perdido
de tomar tus hombros hacia los míos
para callar sus distancias entre mis labios,
y el silencio que al amor ha oído.

Absente


Tal vez a raíz de la complexión de tus muslos, puede ser por el color de la bufanda que te veía siempre, quizás por la intensidad que alcanzaba tu voz cuando el aire estaba húmedo, no lo sé, pero realmente amaba el invierno de esta ciudad, sé que eso significaba algo de tiempo para vernos, el frío que permitía nuestros abrazos, la reacción corporal de entrar a un lugar cálido, ese deseo -tan extraño en mí- de dormir de día y que se consumaba si acaso podía descansar sobre ti.

Sin embargo, el invierno de esta ciudad es realmente oscuro, golpea a mi carácter y lo aturde, ante ello, también me pregunto si significabas una especie única de luz para mí, claro está que cuanto más te adentraste en mi vida, más requerí de este invierno, y más me alejé del verano, hasta incluso dudar de disfrutarlo, es duro pero creo que tomé un camino lejano a una felicidad viable.

En esas heladas tardes de lluvia, cuando incluso yo necesitaba de una bufanda, las caminatas de vuelta a casa eran especialmente frías, te buscaba entre muchos rincones y en cada claro que pudiese, casi nunca te encontraba y sentía que me congelaba, y las veces que te vi, ya fuese que nos saludáramos, quedáramos o nunca me vieras, me dejabas un calor efímero en el fondo del pecho, solo para acusar el contraste de no verte.

No entiendo  cómo llegué a pasar el día a día y sobrevivirlo, si acaso realmente algún rasgo de mi yo de ese entonces se conserva, eso tampoco lo sé, a decir verdad, las certezas que me quedaron de ti las obtuve pronto al conocerte, y de ahí en adelante, dejaste tantas preguntas en mi mundo, que nunca imaginé que hubiese tantas formas de preguntar algo para responderse lo mismo, como la infinidad de ángulos que rodean un punto.

No podría siquiera sentir nostalgia sin que fuese un sinsentido, ¿Cómo se puede extrañar lo que jamás se tuvo?, en ese entonces y por ti misma anhelaba una época jamás vivida, donde nos era posible caminar juntos o mirar el cielo. Fue tan bello aquello que nunca tuve, y tan amado el deseo del que cesé.

martes, 8 de marzo de 2016

Alium


Cuántos pasos más cancelaré en la duda
de la pregunta no hecha antes de la noche
por la respuesta no oída antes del día
¿Por qué el día me amanece tan ruidoso?
¿Por qué me toma la noche ahogada en su silencio?
¿Dónde está la luz que llama a mis ser?
¿Dónde está la voz que apaga el dolor?
¿Dónde estoy, qué este cielo y qué es
este suelo frío en su gris?
No soy, no fui nada de lo que esperaban ellos
ni soy, ni seré nada de lo que yo no espero
simplemente estoy aquí descubriendo
el qué y el por qué nunca fui un simple humano.

Marca



Se entiende la  existencia en varios planos, desde el físico hasta el espiritual, se cruzan  los caminos de los pensamientos y los recuerdos. Cuando se conoce a alguien se entra en contacto con todo ello, y ante lo voluble de lo inconsciente, se hace realmente difícil lograr ser justamente el mismo ente en el despertar de cada uno de nuestros días, luego se hace necesario conocer a una persona muchas veces, en muchos días, para realmente entender frente a quien estamos.

El ser humano es una criatura temporal, y si entre esos cuantiosos trazos de acontecimientos surgen manchas indisolubles, él o su temporalidad perecen, como lo hace cualquier criatura cuyo ambiente es contaminado hasta la extenuación ecosistémica. No podemos desoír la necesidad del alma de buscarse, nuestros ojos menos tangibles necesitan encontrarse a sí mismos, en algún punto necesitan reforzar su existencia para seguir viendo.

Bien podrías pedirme que protegiera lo que llevo en mi pecho como lo más valioso del mundo, y te respondería que no buscaría el sufrimiento de intentar más de lo posible, cierto es que lo valoro por sobre todas las cosas, pero no tienes idea de cuántos corazones he tenido en mi pecho antes de este, de cuántos he tenido que dejar atrás, entonces, a menos que realmente busques conocerme, ignorarás todo mi camino andado, y con ello, hablarías de valorar algo que realmente no conoces, y me llevarías nuevamente a ese camino en el que ando cuando toco a la desinteligencia.

Tras de mí permanezco yo
en cuanto a lo que antes fui
y frente a mí está mi sombra
proyectada por la fuerza del sol
que quema y seca en sí todo
aún las lágrimas se van, también
sin sol no hay luz y sin luz
no tengo noción de lo que soy
por luz está el calor que seca cada cosa
entonces, si será perecedera
¿Por qué habría de derramar una lágrima?
esto es así, no hay razón para llorar
cosa alguna.