La verdad yace oculta bajo fina arenilla que no nos
atrevemos a escarbar por temor a quedar atrapados perentoriamente, sin embargo,
sea también dicho, nadie jamás logrará algo en la vida fundamentado en el
miedo, ni reír, ni llorar, ni sufrir, ni ser feliz, jamás podrá brincar de
alegría una persona que no ha mordido el suelo buscando perderse en él.
Por años he observado y estudiado el comportamiento humano,
palabras, gestos, pasos, indagando por algún atisbo mínimo que me ayude a
desentramar las mentiras, como aquel que anhela el poder de desgarrar aquello
que más odia, casi elevando una letanía con la garganta ensangrentada,
atiborrado de curiosidad y desdén por igual.
-Por años fuiste una persona de condición perfecta para mí,
equivocándote una y otra vez, un ser humano aún maravilloso, hasta en el
instante en que me mentiste, ahora, formas parte del grupo de seres humanos que
no desearía a mayor cercanía que un continente de distancia.
-Pero podría ser sólo un episodio, lamentable, mas no final definitivo.
-No tendría sentido hacerse de la compañía de alguien de
quien jamás esperarías nada, pues si soportas que una
persona te mienta, pierdes el derecho a exigirle cosa alguna.
