De pasos que van saltando, pequeña, te vuelves distante
y no lo quiero, pues mis caminos son otros, y te esperan
como también lo hago cuando mis ojos
añoran tu talante
como lo hace mi mundo si tu andar deja solo su estela.
Con pies que se agitan andado, muchacha, te alejas
y todo camino antes amplio se me torna exiguo
como lo hacen mis sonrisas si de hallarte yo dejo
como el descanso de noches en que en sueños te persigo.
De manos diminutas, mujer, llevas un mar
mas cuélgalas junto a mi cuello que te busca
que hay un camino largo para mirarlo a la par
y no deseo que su sol esté sin ti y se reduzca.
Con tu cabello salvaje, cual hembra, agitas el viento
que falta si tu melena me niega un poco su aroma
mientras te busco, mientras apenas siento
tus cabellos como velo si el cansancio me toma.
De ojos gigantes, niña, ven y mírame un solo instante
que anhelo que me confiesen que no debo dejarlos
y aunque no puedes callarlos, me lo han gritado antes,
mis caminos me esperan y ya no puedo negarlos.