jueves, 30 de junio de 2016

Ella, quien se aleja


De pasos que van saltando, pequeña, te vuelves distante
y no lo quiero, pues mis caminos son otros, y te esperan
como también lo hago cuando mis ojos añoran tu talante
como lo hace mi mundo si tu andar deja solo su estela.

Con pies que se agitan andado, muchacha, te alejas
y todo camino antes amplio se me torna exiguo
como lo hacen mis sonrisas si de hallarte yo dejo
como el descanso de noches en que en sueños te persigo.

De manos diminutas, mujer, llevas un mar
mas cuélgalas junto a mi cuello que te busca
que hay un camino largo para mirarlo a la par
y no deseo que su sol esté sin ti y se reduzca.

Con tu cabello salvaje, cual hembra, agitas el viento
que falta si tu melena me niega un poco su aroma
mientras te busco, mientras apenas siento
tus cabellos como velo si el cansancio me toma.

De ojos gigantes, niña, ven y mírame un solo instante
que anhelo que me confiesen que no debo dejarlos
y aunque no puedes callarlos, me lo han gritado antes,
mis caminos me esperan y ya no puedo negarlos.

martes, 28 de junio de 2016

10-11-2009 (II)


No sé cuál será la lógica completa del mundo y las vidas, pero he notado que cuando uno no aprende, todo se vuelve cíclico, menos los años, que no vuelven.

Yo… tengo muchos recuerdos, y no sé si tengo más que eso, discúlpame, por a veces sentir que la distancia es tal que no tenemos algo siquiera para conversar, por confiar en ti más de lo que tu soportabas, he hecho todo lo que he podido, y siempre estarás en el mismo lugar para mi corazón, a pesar de que es obvio que tu ya no lo ves así respecto a mí. Sueño en que podrás darte cuenta de que me equivocaba porque estaba cansado, y que aún así, era un abuso culparme de todo, algo tan cruel como negar que las cosas cambiaban para mal. Sinceramente, deberías hacer lo que yo no puedo.

Profunda pérdida


La soledad se cierne en cada uno de los rincones que he aprendido a recorrer, a la vuelta de cada uno me gustaría encontrarte, en el silencio de cada calle, en el barullo de cada vehículo, me gustaría escucharte, en esta ciudad ruidosa que golpea mi voluntad, a la que vine a dar sin saber que estaría tan lejos, pero con la certeza de que tenía que hacerlo.

En este preciso momento, me importa realmente poco lo que pase en mi entorno, no lo busco, no lo pregunto, me da igual que se responda, me atrevería a decir que incluso ahora que formas parte de ese todo externo, me das igual, que me gustaría dar contigo para que estuvieses junto a mi mundo interior, lo que pueda pasar afuera me tiene sin cuidado.

Es por ello que sé que mi soledad no tendrá respuesta pronta, ¿Cómo podría acallarla sólo desde mi ser interno?, si realmente supiese hacia dónde dirigir mi vida, o bien hacia donde desearía mi corazón que apuntase, usaría mi cabeza para trabajar en ello, siempre he creído que la inteligencia existe para buscar caminos a la voluntad de los sentimientos, tal vez por eso la he sentido tan subutilizada, sus capacidades de ver lo correcto, en mi caso, son disimiles.

Realmente no sé si quiero volver a verte en algún lado, o si debiese volver a algún lado para verte, por primera vez en muchos años quiero sentir esa sensación de sostener mi aire bajo agua helada, esa soledad que me desgarró el pecho tantos años, que me dejó marcas evidentes… a veces me llama… cuando alguien más deja de hacerlo.

A veces… soñaba con ella sonriendo a mi lado,
soñaba con ella llorando a mi lado, 
soñaba con ella caminando, 
soñaba con ella perdida, 
la buscaba, la encontraba,
a veces, incluso soñaba con ella,
a su vez, pero no tantas veces, 
me la encontraba, la veía,
quería cuidarla, pero no podía, 
sin el poder ni la cercanía,
sin embargo, lo obtuve, 
lo encontré, lo usé,
pero en medio de esos días,
necesité que ella me cuidara,
y mi soledad recuperó su permanencia.

Piezas


Cuando sentada con tus pies al aire, preguntaste
¿Qué debo hacer?, hacia el suelo tus ojos
especialmente te quise, sin que viniese de la nada
sino por querer cuidarte, y ya no ver esa mirada.

Cuando ahogada diste pasos veloces, sonriendo,
tímidamente tu voluntad se mostró fuerte,
me gustaste especialmente, sin que lo supiese
en tu pasión, en tus miradas, por tu silencio.

Un día te vi sonriendo a pesar de tu tristeza
con la fuerza de siempre, confiando en mi presencia
ese día te amé por vez primera,  tímidamente
y mi camino debió hacerse desde la paciencia.

Estar ahí por si caes, que ni te hagas daño, ni que llores,
como lo más importante que la vida me ha dado,
te marcharás eventualmente, para que me pregunte
por qué te cuidé tanto tiempo sin entenderme.

lunes, 20 de junio de 2016

Odio

Por una vez, vete, estoy aprendiendo a olvidarte,
estoy escuchando melodías que no te pertenecen,
viviendo una vida de la que nunca cuidaste,
así que toma mi adiós entre tus mano hirientes.

 Difícilmente vuelva a creer en ti.

Solitancia


Le dije adiós justo antes de irme de aquellos mundos, luego de eso me pregunté si acaso un escenario no forma también parte del destino que une a dos almas, en efecto, quien no ha amado un bosque, un jardín, o el trinar el avecilla ubicua, ha retrasado gran parte de su vida, quien no ha sentido la caricia de la brisa cuando estamos felices, no lo ha estado plenamente. Nosotros, que enviamos plegarias entre reinos, fuimos unidos eternamente por la tormenta que las llevó, benditos por la lluvia que nos unió, pero fue justamente el deseo de tener un lugar al que ir a vivir esa vida permanente lo que nos arrastró hacia costas tan distintas.

Despertares


Entre esos años, desperté mil y una veces con un recuerdo, uno más verídico que mi propia existencia, como una caricia tímida, con la soledad carcomiendo mi alma, hasta el punto de no dejar nada, de morir esta de inanición, y luego, comenzar a vivir de nuevo, en el preciso momento que dejé en el camino todas esas mentiras en las que no volveré a creer.

Durante mucho tiempo, cada amanecer no fue más que el recuerdo de una melodía, o el paso cauto de una hoja vívida, en cierta forma, recordaba el aroma de lo amado, y, súbitamente, la paz de mi felicidad cobraba una forma, una representación en este mundo, en el cual he permanecido por demasiado tiempo, tanto que ahora incluso aquello es un recuerdo lejano.

Brisa


Cuando pequeño contemplaba el vaivén de los árboles y sus hojas vívidas que rodeaban mi casa, con ese canto de suavidad con el que cortan el aire, que para mí parecía la invocación de toda brisa, aseveraba, entonces, que los árboles eran en efecto abanicos de completa voluntad que traían el viento a nuestro mundo.

Luego, con total credulidad, asumiría el modelo termodinámico que pasaba mi causa a efecto y viceversa, destruyendo mi teoría, ante el descubrimiento y formulación de numerosos hombres a través de la ciencia.

Hoy día, de golpe, me he vuelto a preguntar cuán equivocado estaba de pequeño, si acaso mi teoría es errónea, de dónde proviene entonces esa plenitud que siento cuando el agitar de un árbol cercano coincide con una brisa que me acaricia, como cuando se reencuentra con un viejo amigo, perdido en el tiempo, o se relee un mensaje confortable que asegura compañía eterna.

martes, 14 de junio de 2016

Amanecida


El temor a la soledad se cierne sobre nosotros de la misma forma que el viento nos golpea, tras una leve agitación de lo que siempre nos rodea, justo antes de saber que no podemos abrigarnos contra el frío de lo imprevisto, en la sorpresa del amor que habiendo estado dormido se yergue para entender quién nos hace falta.

Supongo que la vida se basa en un ritmo para cada cosa, en un compás superior e incluso sempiterno, y que nuestras necesidades se ajustan a él luego de mucho haber vivido... que es normal que nada llegue justo a tiempo, si no en una respuesta tardía que lo dice todo casi como un discurso de despedida.

Una época de recuerdos indelebles,
aquella en que todo queda grabado,
una época de sentimientos verdaderos
busqué y encontré, inesperadamente.

Como si el tiempo pasara de a trozos, te miré
como tantas veces, mas te vi como nunca
y fue sólo un puñado del viejo amor profundo,
que fue más que un vendaval de cariños pasajeros.

Me faltaste tanto, en otros días oculta
que ahora me faltas de verte distante
sin saber qué hacer, pues no puedo
contra tus labios escondiendo su silencio.

Aún me quedo esperándote junto a mis brazos
con la certeza de mil vidas en que hube de buscarte
de habernos topado tanto yendo hacia otras partes
hoy nuestros caminos parecen finalmente llamarse.