Proclamas aquello que no entiendes,
te concibes como aquello que no eres
te pierdes pensando en negar tu error,
buscas desde él la verdad que has perdido.
Cuando te veo entre los tuyos, siento desdén,
como lo sentí en su momento de mí mismo,
perdido, vaciado, como una sombra buscando luz,
necesitaba cambiar para hallar lo anhelado.
Errante, inconsciente de tu falta, caminas en círculos,
en la intrascendencia con la que quemas tu vida,
me canso, me alejo hoy, mañana no será distinto,
en pos del amor saneado que se erige de sí mismo.
Una ciudad lejos, un planeta lejos, a galaxias distantes,
toda proporción importa poco a partir de este punto,
son años de andar igual y entender cuando no hay retorno,
si las palabras no se tocan ha ganado la distancia.
Me pierdo, el plomo se convierte en oro y ya no puede
volver,
pero quien nace desde su propia luz debe ser alcanzado,
no mira hacia abajo, no gira a sus espaldas, está ocupado,
en el camino venidero que los otros no alcanzan a ver.
No hay consecuencias conscientes para el que no establece
leyes,
pero estas recaen implacablemente, no se apagan,
ese torrente de ácido que evito a toda costa,
en la experiencia que me otorgan vidas pasadas.
Busco mi luz, entonces cualquier sombra se me hace fatua,
cuando el sol me quemaba, las buscaba con ahínco,
ahora el fuego es una caricia, no dependo sino de mí mismo,
y por eso doy pasos lejanos que no se detendrán.
...con el mismo egoísmo con el que un lector busca en un libro que no ha
escrito rasgos propios, tu imagen de mi persona es una reconstrucción de la
tuya, mas ten por claro que no me interesa acuñar más soledad...